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martes, 28 de mayo de 2013
EL AUTORITARISMO
I. Autoridad y autoritarismo
Por autoritarismo se
entiende, en general, una autoridad opresiva que aplasta la libertad e impide
la crítica.
El concepto de autoridad, así como los
conceptos afines a los que se asocia frecuentemente –poder, influencia,
liderazgo– se emplea en diversos sentidos en el campo de la filosofía política y
de las ciencias sociales. Tal diversidad se debe, en parte, a la ubicuidad del
fenómeno. Desde el punto de vista de su origen, el término autoridad es una
vieja palabra latina (auctoritas, sinónimo de poder legítimo y
no de fuerza coactiva) unida al verboaugere, aumentar, y no ha sido un término
peyorativo, contrariamente al vocablo autoritarismo, utilizado hoy
en forma despectiva1.
En el campo político, el adjetivo
“autoritario” y el sustantivo “autoritarismo” que deriva de él se
emplean en tres contextos: la estructura de los sistemas políticos,
las disposiciones psicológicas relacionadas con el poder y lasideologías
políticas. En la tipología de los sistemas políticos, se suele
llamar autoritarios a los regímenes que privilegian el aspecto del mando y
menosprecian el consenso. En sentido psicológico, se habla de personalidad
autoritaria para indicar un tipo de personalidad centrada en la disposición a
la obediencia ciega a los superiores y al trato arrogante con los inferiores
jerárquicos o a los que están privados de poder. En cuanto a las
ideologías autoritarias, son aquellas que niegan de manera decidida la igualdad
entre los hombres, hacen énfasis en el principio jerárquico y exaltan a menudo
algunos elementos de la personalidad autoritaria como si fueran virtudes. Desde
el punto de vista de los valores democráticos, el autoritarismo es
una manifestación degenerativa de la autoridad, mientras que desde el punto de
vista de una orientación autoritaria, el igualitarismo democrático es el que no
es capaz de producir la “verdadera” autoridad.2
El término autoritarismo surgió
después de la Primera Guerra Mundial y es uno de los conceptos que como el de
dictadura y totalitarismo se han utilizado en oposición al de democracia.
Sin embargo, los confines de dichos conceptos son poco claros y a menudo
inestables en relación con los diversos contextos. Con respecto a los regímenes
políticos, el vocablo autoritarismo se utiliza con dos
significados: el primero comprende los sistemas no democráticos, incluyendo los
totalitarismos; el segundo, más específico, se antepone al totalitarismo y
comprende los sistemas no democráticos caracterizados por un bajo grado de
movilización y de penetración de la sociedad. Este último significado se
vincula, en parte, a la noción de ideología autoritaria.
La aplicación más amplia del
significado de autoritarismo se encuentra en los estudios
sobre la personalidad y las actitudes autoritarias. El autoritarismo como
ideología enfatiza que la autoridad debería reconocerse y ejercerse mediante la
fuerza y la coacción3. Esta actitud ha preocupado a los científicos
sociales que han abordado el problema intentando encontrar un fundamento o
explicación en los individuos. Autores como Fromm,Erikson y Reich se
preocuparon por el tema. En concreto, el primero plantea que es en la
ambivalencia respecto a la libertad y el deseo, a menudo inconsciente, de
escapar a las cargas que conllevan, donde radica la susceptibilidad del
individuo a la propaganda totalitaria; el “miedo a la libertad” se convierte en
el fundamento del individuo autoritario.
En el campo de la psicología el texto
fundamental sigue siendo la investigación de Adorno, Frenkel- Brunnswick, Levinson y Sandford4 quienes,
después de la Segunda Guerra Mundial, focalizaron su atención en la
personalidad autoritaria, desarrollando un punto de vista que se ha convertido
en la piedra angular de las relaciones entre personalidad y política.
Se ha asociado el autoritarismo al
conservadurismo pero autores como Kreml5 han establecido
que no todos aquellos que poseen creencias conservadoras han de ser
necesariamente autoritarios desde un punto de vista del comportamiento.
Desde la perspectiva sociológica, el
enfoque eminentemente psicoanalítico de Adorno y sus colaboradores ha sido
fuertemente criticado con base en el argumento de que una interpretación más
completa del tipo de la personalidad autoritaria requiere una consideración
exhaustiva del ambiente social, de las distintas situaciones y de los diversos
grupos que pueden influir en la personalidad, ya que muchos factores de la
personalidad pueden no ser más que efecto de condiciones sociales específicas.
En otros términos, los rasgos de la personalidad autoritaria se relacionan
también con determinadas concepciones de la realidad que predominan en ciertas
culturas o subculturas que son interiorizadas por el individuo a
través del proceso de socialización y que corresponden a las condiciones de
vida en dicho ambiente social.
Desde la perspectiva sociológica se
destaca la tesis del “autoritarismo de la clase trabajadora” de Seymour M. Lipset,
quien no niega la existencia de tendencias autoritarias en las clases altas y medias
pero sostiene que en la sociedad moderna las clases más bajas, por las
condiciones en que se desenvuelven, relativamente marginadas de las decisiones
importantes, se han convertido en la mayor reserva de actitudes autoritarias,
de comportamientos que se refieren a una disposición psicológica autoritaria.6
El problema del orden es un problema
general de cualquier sistema político y como tal no es
monopolio del pensamiento autoritario. De hecho, toda estructura social se
mantiene en virtud de la operación de controles sociales, es decir, por la
existencia de normas y pautas institucionales que rigen la interacción de los
individuos y los grupos. Dichos controles permiten la aceptación de las
diferencias jerárquicas y operan tanto más intensamente cuanto más empinada es
la estratificación social. Sin embargo, el pensamiento autoritario no se limita
a propugnar una organización jerárquica de la sociedad sino que convierte a
dicha organización en el principio político exclusivo para conseguir el orden.
Las doctrinas autoritarias descansan en el principio de la desigualdad y elevan
el problema del orden al pináculo de los valores políticos. Para la doctrina
autoritaria, la organización jerárquica de la sociedad encuentra su propia
justificación en sí misma y su validez es perenne.
El pensamiento autoritario moderno
surgió como una reacción contra la ideología liberal y democrática y su
expresión más clara y coherente fue la doctrina contrarrevolucionaria de Maistre y
de Bonald quienes contrapusieron al racionalismo ilustrado un
irracionalismo radical, a la idea de progreso la de la tradición y a la tesis
de la soberanía popular la de que todo poder viene
de Dios. Más tarde, con el avance de la sociedad industrial y urbana, el autoritarismo ha
tratado de responder a la problemática socialista y ha buscado justificaciones
en épocas de crisis o en situaciones de extremo subdesarrollo y de deficiente
cultura cívica.
II. Regímenes
autoritarios
En un sentido muy general se habla de
regímenes autoritarios para indicar toda clase de regímenes antidemocráticos,
pero en la clasificación de los regímenes políticos contemporáneos
el concepto de autoritarismo se reserva a un tipo particular
de sistema antidemocrático. En este sentido, se distingue entre autoritarismo y totalitarismo.
Juan Linz, quien es uno de los autores
que más ha contribuido a precisar la distinción entre autoritarismo y totalitarismo en
los sistemas políticos contemporáneos ha propuesto la
siguiente definición: “Los regímenes autoritarios son sistemas
políticos con un pluralismo político limitado y no
responsable; sin una ideología elaborada y propulsiva (sino con las
mentalidades características); sin una movilización política intensa o vasta
(excepto en algunos momentos de su desarrollo), y en los que un jefe (o tal vez
un pequeño grupo) ejerce el poder dentro de límites que
formalmente están mal definidos pero que de hecho son fácilmente previsibles”7.
De esta definición se desprende que los regímenes autoritarios se desarrollan
en contextos en los cuales corre una marcada línea divisoria entre el Estado y
la sociedad.
Como lo anota Stoppino8,
se ha argumentado que el grado relativamente moderado de penetración en el
contexto social de los regímenes autoritarios corre en paralelo con el atraso
más o menos marcado de la estructura económica y social. Pero también se ha
destacado que, en este contexto, la élite gubernamental puede
desempeñar dos papeles distintos: puede reforzar el modesto grado de
penetración del sistema político, eligiendo deliberadamente una
política de movilización limitada, o bien, puede elegir una política de
movilización acentuada que encuentra sus límites en las condiciones del
entorno. Con base en el distinto modo de responder a las circunstancias, Almond y Powell distinguen,
en el ámbito de los regímenes autoritarios, entre regímenes autoritarios de
tipo conservador, regímenes autoritarios en vías de modernización y regímenes
autoritarios pre movilizados. Los primeros surgen en sistemas políticos tradicionales
afectados por una parcial modernización y tienden a limitar la destrucción del
orden tradicional recurriendo a algunas técnicas modernas de organización del poder como
la propaganda. Los regímenes autoritarios en vías de modernización surgen en
sociedades que se caracterizan por una modernización débil y obstaculizada por
graves estrangulamientos sociales que tienden a reforzar el poder político
para superar los cuellos de botella. Las dificultades que encuentra la élite gobernante
son mayores en los regímenes autoritarios premovilizados, ya que el ambiente
que los caracteriza corresponde al de una sociedad casi enteramente
tradicional, tanto por la estructura social como por la cultura
política.9
Juan Linz, quien ha propuesto una
tipología de los regímenes autoritarios contemporáneos más minuciosa que la de Almond y Powell,
distingue cinco formas principales y dos secundarias. En primer lugar, los regímenes
autoritarios burocrático militares, caracterizados por una coalición
guiada por oficiales y burócratas y por un bajo nivel de participación
política. A menudo dicho régimen se apoya en un partido único; a veces,
tolera ciertopluralismo partidista pero sin competencias libres.
Según Linz, se trata del tipo de autoritarismo más difundido
en el siglo XX, particularmente en América Latina. En segundo lugar, los
regímenes autoritarios de estatalismo orgánico que se caracterizan por un
ordenamiento jerárquico de una pluralidad de grupos que representan diversos
intereses y categorías económicas y sociales de carácter corporativo. El
ejemplo típico de este tipo de régimen es el Estado Nôvo portugués.
El tercer tipo es el régimen autoritario de movilización en países
posdemocráticos el cual se distingue por un grado relativamente alto de
movilización política basada en un partido único y un grado relativamente bajo
de pluralismo político consentido. Corresponden a este tipo la
mayor parte de los regímenes fascistas. En cuarto lugar, los regímenes
autoritarios de movilización posindependencia que son el resultado de
la lucha anticolonial, especialmente difundidos en el continente africano. La
quinta forma principal de régimen autoritario corresponde a los regímenes
autoritarios postotalitarios representados por los países comunistas
después del proceso de desestalinización. A los cinco tipos mencionados,
Linz añade el caso del totalitarismo imperfecto, que
constituye por lo común una fase transitoria de un sistema político detenido
y que tiende a transformarse en algún otro tipo de régimen autoritario, y el
régimen de la llamada democracia racial en la que un grupo
racial que se gobierna en su seno con un sistema democrático ejerce, sin
embargo, un dominio autoritario sobre otro grupo racial que representa la
mayoría de la población.10
Los regímenes autoritarios son
opresivos y se ha argumentado que la represión es típica de países de escaso
desarrollo y que con el crecimiento económico se hace más posible la democracia.11 Sin
embargo, la experiencia histórica latinoamericana - y de otros lados del mundo-
parece señalar algunas tendencias opuestas, según las cuales ciertos
incrementos de desarrollo económico más bien agudizan las tensiones, pues
aumentan las aspiraciones más que las gratificaciones económicas, con el
consecuente incremento de la predisposición a la violencia o a la represión.
Inciden en esta posibilidad el tipo dominante de liderazgo político, la cultura
política y el grado de concentración del poder. Es así
como, por ejemplo, las estructuras de tipo caudillista son proclives al autoritarismo,
por cuanto en ellas los liderazgos intermedios son, en general, muy débiles y
actúan más como eslabones de comando que como partícipes en una dirección
asociada, colectiva. El autoritarismo, en suma, se asocia a la
concentración y la centralización del poder y de los controles
sociales. Cuando los mecanismos de control social se centralizan
geográficamente, se reprimen las formas organizativas independientes y
predomina el Ejecutivo sobre un Legislativo débil o inexistente, el autoritarismo adopta
su máximo valor, denominado cesarismo.
III. El autoritarismo en
América Latina
El poder centralizador
y generador de consensos forzados está presente en todas las experiencias
históricas de construcción de nacionalidad y de proyectos de crecimiento económico.
No obstante, el autoritarismo puede ser tanto el resultado de
gobiernos arbitrarios que gobiernan por la fuerza, sin restricciones
institucionales o legales, como el resultado de gobiernos débiles, incapaces de
mantener el orden y la ley y de desempeñar las funciones reguladoras que exige
la economía.
En muchos países, particularmente en
los latinoamericanos, la gran heterogeneidad de sus respectivas estructuras
sociales y la no correspondencia entre sus diferentes requisitos de
reproducción han producido un déficit de hegemonía o, si se prefiere, una
ausencia de objetivos nacionales suficientemente integradores, cubierto o
compensado por tendencias autoritarias. De hecho, la centralidad del Estado en
los países periféricos osemiperiféricos se diferencia de la de los Estados
de los países centrales por ser más autoritaria y menos hegemónica, lo que le
confiere a la forma de poder del Estado marcadas
peculiaridades como el clientelismo, el nepotismo y la corrupción
que, al contrario de lo que pasa en los países centrales, no corresponden a
influencias ejercidas sobre el Estado y su acción sino a la configuración
interna del propio poder de Estado.
En países en desarrollo se da a menudo
una combinación explosiva: la combinación de una apreciable capacidad de
ejercer presión desde los más diversos sectores, escasez relativa de recursos y
pocos criterios delegitimidad acerca de las formas de realizar la
repartición de los ingresos. Dicha situación conduce a situaciones de
ingobernabilidad democrática y a un incremento de tendencias autoritarias que
en ocasiones, tal es el caso de América Latina, hacen eco a una historia
marcada por la existencia de caudillos regionales y militares, destructores de
la unidad nacional. Estas formas de autoritarismo han estado
asociadas en América Latina a sociedades en las que predomina la hacienda y la
economía de exportación minera o agraria.
Distinto es el tipo de autoritarismo que
se desarrolla en contextos de cambio social acelerado. Guillermo O’Donnell ha
estudiado la proliferación de regímenes autoritarios en América Latina,
justamente en aquellos países más avanzados en el proceso de industrialización.
De acuerdo con O’Donnell, en condiciones de alta modernización y aún no
profundizada industrialización, es muy difícil que se mantenga un régimen
democrático, por las presiones de lo que Huntington ha llamado el
pretorianismo de masas.12 De acuerdo con el planteamiento de
O’Donnell, ante la acción política proveniente de sectores populares, los
sectores empresariales y tecnocráticosdemandan una solución autoritaria.
Dicha actitud, acompañada por los militares, resultaría de dos componentes: en
primer lugar, del convencimiento de que el autoritarismo es
necesario para alinderar a los múltiples demandantes de prebendas, incluidos
los sindicalistas y, en segundo lugar, la percepción de que la continuada
activación política popular representa una amenaza para el orden social
dominante.13 Dichos regímenes burocrático militares que
caracterizaron al Cono Sur de América en los años 60 y 70 son diferentes de las
viejas formas de dominación del caudillo, ya fuera civil o militar. En ellos,
las fuerzas armadas no se tomaron elpoder para mantener en él a un
dictador sino para reorganizar la nación de acuerdo con la ideología de la
“seguridad nacional” de la doctrina militar propia de la guerra fría.
Los regímenes burocrático militares
organizaron y centralizaron las relaciones de poder a favor
del ejecutivo con base en una racionalidad que exigía el reforzamiento de un
cuerpo burocrático de técnicos, especialmente en el campo económico, y
expresaba la voluntad política de las fuerzas armadas como institución. En este
marco, las vinculaciones entre el régimen burocrático autoritario y la sociedad
civil se logran mediante la cooptación de individuos e intereses privados en el
sistema.14
En el umbral del siglo XXI, la
generalización del modelo de partido “atrapa todo” y el debilitamiento de las
identidades partidistas se han traducido en un creciente pragmatismo de las
actividades partidistas lo que ha abierto las puertas a juicios, evaluaciones y
actividades de corto plazo, cada vez más concentrados en jefes o dirigentes
carismáticos y, con ellos, a expresiones autoritarias de nuevo cuño que se
apoyan en el manejo de la imagen y los medios de comunicación masiva.
Buenas tarde jóvenes les estoy colocando el material a desarrollar en la clase siguiente para que la lean y puedan discutir lo que no entiendan
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh09xVmFHrxTi6pkvYsal4nikad-Cceae0bpyGvwOrjJBH-9GCoZJLLWI6yrib5_2UjidUWPxXVU7uoTXOXS7-NQDZunrWvUsKgwkKWpYW7uvqrr2wX4bdX6j8zFN7r7CDgGVks_3MBZjs/s400/inocente.jpg)
Les coloco estas imágenes de autoritarismo para que realicen un comentario acerca de como se relacionan con el tema mínimo de 10 renglones por que esta es su segunda evaluación tienen plazo para contestar hasta el 4 junio por favor realiza tu trabajo quien no lo haga perderá esta nota después del plazo establecido no acepto ninguno otro comentario sobre las imágenes.
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